A mis amigos que quiero mucho:
En la puerta de nuestra oficina había llegado una carta del jefe del Edificio Nacional de Investigación que decía:
Queridas detectives Catalina Rualdes, Roxana Libracco y Sofía Fernández: Les quería pedir que vayan a investigar sobre el caso de la familia “Caselli de Mondeau” a su mansión en la calle Pulcina al 925 (Buenos Aires). El caso es el siguiente: La familia completa (Fernando de Mondeau, Susana de Mondeau, Julieta Caselli, Luís Caselli, Patricia de Mondeau, Daniel Caselli, Tomas Caselli y Victoria Caselli) estaban reunidos en la sala de estar cuando se cortó la luz durante veinte minutos o mucho menos, cuando volvió la electricidad yacían todos desgollados (incluso su perro Yo-yo), excepto su mayordomo, José Álvarez, que tenia un leve corte en el cuello y estaba inconciente. Por suerte, el mayordomo, sobrevivió, aunque estuvo internado un tiempo porque tenía gran riesgo de desangrarse.
José aclaro a las autoridades que desde la muerte de la familia, ve los fantasmas de esta dentro de la casa, en consecuencia fue internado en una clínica psiquiátrica, los médicos dicen que seguramente quedó shoqueado la noche del crimen.
Las llaves de la casa quedaron bajo custodia del Edificio Nacional de Investigación (E.N.I.) ya que la mansión le fue heredada al mayordomo y este fue internado.
Vosotras tres son las encargadas de investigar a fondo quien es el asesino de la familia, si existen los espíritus de esta familia y conseguir mas detalle sobre la historia del crimen.
Rodolfo Farroni- Jefe del Edificio Nacional de Investigación. Edificio Nacional de Investigación
Al instante de leer la carta nos pusimos nuestros sobretodos beish y salimos de nuestra oficina apuradas y ansiosas de llegar a la mansión (ya que nos gustaba mucho investigar y vivir situaciones de suspenso), pero antes debíamos ir a buscar información al departamento de información y a la clínica psiquiatrita para hacerle un interrogatorio a José, el mayordomo, ya que era el principal sospechoso del crimen y el único sobrevivientes de los hechos.
En el Departamento de Información recogimos varios documentos y papeles con información sobre la casa y cada integrante de la familia. Luego tomamos un taxi hacia la clínica psiquiátrica donde nos esperaba José.
Cuando llegamos, José estaba tranquilo, sentado en una mesa del bar de la clínica, esperándonos. Lo reconocimos gracias a un cartelito muy pequeño con su nombre, que estaba enganchado en su campera, con el nombre de la clínica bordado en el lado izquierdo. Nos saludo amablemente luego de habernos presentadas,
luego, le preguntamos que había pasado aquella noche y si había visto o escuchado algo y el dijo que solo había podido escuchar los cuchillos deslizarse por los cuellos de la familia, los aullidos de dolor y los ruidos ocasionados por la lucha de los mismos integrantes, también dijo que el había sido el ultimo el haber sido “atacado”, y que por eso en ese momento estaba vivo.
Cuando llegamos a la casa y nos estábamos acercando a la puerta de entrada nos llamo la atención un hombre de bigote que estaba allí parado como esperándonos, este nos saludó sospechosamente porque parecía alguien muy falso y con malas intenciones, sin embargo nosotras lo saludamos educadamente y nos dirigimos hasta la puerta. Finalmente abrimos la puerta con las llaves que nos había dado el jefe, la casa se veía oscura, deprimida, triste, era imposible describirla: daba la sensación de tristeza, lastima, dolor… ¡eso mismo! ¡dolor! esa es la palabra justa... los muebles antiguos estaban cubiertos por sábanas blancas que a su vez estaban cubiertas por una gruesa y oscura capa de polvo, las inmensas ventanas estaban tapadas por las cortinas blancas y cerradas con candados que dejaban la casa en penumbra, en el suelo de la sala de estar habían dibujadas varias siluetas en blanco: -“no se espanten chicas, son las marcas de la posición de los cadáveres”- avisó Roxana (que es la seria y realista del equipo), -chicas... e.. este lu.. lugar me da mucho miedo- dijo Catalina (la miedosa y tartamuda del grupo)... – no se distraigan,... no hay tiempo – (Roxana).... ¡¡¡PUM!!! la puerta se cerro de golpe y las tres nos dimos la vuelta sobresaltadas, Catalina grito con todas sus fuerzas –tranquila Cata, es solo el viento- (yo, Sofía, la espiritual del equipo) –bu... bueno... me me asuste- -vamos, subamos- (Roxana) cuando ya estaba apoyando su pie en el primer escalón de madera. Una vez arriba notamos que estábamos a oscuras... fue ahí cuando prendí mi linterna que ya apuntaba hacia delante y vi... vi la cara de alguien de piel azulada y pálida, alguien parado justo frente a mi.
Me desperté, abrí los ojos despacio y con dificultad y me di cuenta de que estaba todavía allí arriba, Catalina estaba desmayada al lado mío y temblaba, mientras Roxana, estaba parada pero se notaba que se acababa de despertar, yo le pregunte:-¿que paso? ¿nos desmayamos?- -creo que si- respondió ella, mientras comenzaba a bajar las escaleras con torpeza. Yo traté de despertar a Catalina pero roncaba como un tronco, así que la subí a mi hombro y con la ayuda de Roxana bajamos las escalaras, ya que no nos queríamos quedar en ese lugar a causa de la aparición que hubo. Recostamos a Cata en un sillón después de haberle quitado las sabanas blancas y haberle sacudido el polvo.
Luego de tomarnos unos vasos de agua y tomar aire fresco, nos repusimos y salimos las tres de la mansión, desde allí nos dirigimos a un bar que había cerca, para charlar un poco sobre el espectro y aclararnos la mente.
Unas horas después decidimos ir a la biblioteca para conseguir información sobre los fantasmas, luego iríamos al psiquiátrico para hacerle unas preguntas a José, el mayordomo de la casa, sobre los mismos. Tomamos un taxi y nos dirigimos a la biblioteca, donde encontramos un libro sobre espíritus, allí, en el tercer capitulo: Explicación para la existencia de fantasmas, decía que los espíritus existían porque cuando esa alma estaba en su cuerpo, había dejado un asunto pendiente, y en consecuencia volvió para terminarlo... Luego, sacamos la conclusión de que ese era el caso, pero ahora debíamos averiguar cual era el asunto pendiente.
En el psiquiátrico, José, el mayordomo, nos contó que, cuando la familia estaba en vida, enviaban dinero a una isla del sur para hacerse una casa de veraneo con piscina para ir de vacaciones, y cuando murieron no habían terminado de pagar, nos dio el numero de teléfono de la empresa constructora de la casa de veraneo, nos despedimos y después nos dirigimos a una cabina telefónica, para llamarla, pero no atendía nadie, así que después de intentar varias veces, nos rendimos y fuimos las tres a cenar a una pizzería y luego fuimos las tres a dormir a nuestras casas (Roxana a su casa y Catalina, como estaba asustada pidió dormir en mi casa para estar en compaña).
A las cinco yo me desperté agitada, parecía que hubiese estado corriendo, estaba toda sudada y tenia escalofríos, me venia a la mente el sueño que, aquella noche, me había estado perturbando y que era el motivo de mi insomnio: se trataba de Cata, Roxana y yo, corriendo en la mansión, desesperadas, nos perseguía el espectro, pálido y ondulante, flotando en el aire y viniendo hacia nosotras a toda velocidad, con una voz grave, parecía computarizada, nos decía: “Déjennos en paz... déjennos descansar... déjennos descansar en paz...”. Decidí llamar a la empresa para calmarme, aunque sabía que no iban a estar, luego de que el timbre sonara unas veces atendió un hombre, tenía una voz vivaz que me dijo: -Hola, constructora Lumnix, ¿en que le puedo servir?- yo, casi asustada me presente como detective y pregunte por la familia Caselli de Mondeau -Ah... ¿Por qué? ¿pasó algo? ¿Son sospechosos de algo?- -No- respondí con temor -absolutamente... ¿no estaban enterados de... de su fallecimiento?- pregunte tartamudeando – ¿Fallecieron? ¡Que tragedia! ¡claro que no estábamos enterados!, que raro, porque nos sigue llegando dinero de las cuotas...- - ¡Buenísimo! justo la información que necesitamos... bueno, gracias, hasta luego-, me saludó y colgué.
Sonó el despertador, eran las ocho, me levante entusiasmada y corrí al cuarto de invitados para despertar a Catalina, ella se levanto con cansancio y torpeza, y mientras desayunamos, luego que llegara Roxana, les conté la conversación que tuve con el empleado de la empresa y les explique mis suposiciones, conversamos un rato y, luego de ponernos nuestros sobretodos beish, salimos de mi casa rumbo a la mansión y, cuando abrimos la puerta con la llave antigua y dorada, para nuestra sorpresa nos esperaba toda la familia de fantasmas que después de unos segundos desaparecieron sin dejar rastro... nuestra curiosidad se volvió aún mas profunda, ¿acaso los espíritus se querían comunicar con nosotras? ¿acaso mi sueño había sido una señal o un mensaje? ¿Qué debíamos hacer? Si le decíamos la verdad al jefe nos iba a encerrar en un loquero, si no le brindábamos información al jefe nos iba a echar del departamento de investigación y nos habría quedado una carga de conciencia. No sabíamos que hacer.
Luego de buscar evidencia, pruebas e información en la mansión de los Caselli de Mondeau, nos rendimos y nos sentamos en los escalones, que crujían al apoyárseles, pero luego de unos minutos a Roxana se le ocurrió que podíamos sacarles unas fotos a los espectros para probarle al jefe que no estábamos locas, poderle explicar los detalles del caso y liberar a José, el mayordomo de la familia, probando que el tampoco estaba enfermo. El problema surgió cuando no sabíamos donde encontrar a los fantasmas, buscamos, esperamos y hasta pensamos una manera de atraerlos para fotografiarlos, pero nada... hasta que a Catalina se le ocurrió que en la casa podía haber un pasadizo secreto, como en los cuentos de terror. Así que buscamos por todos los rincones, las bibliotecas, las paredes, algún libro, algún adorno, algún ladrillo que se moviera... y por fin encontré en un placar dentro de la pared, entre los trajes y tapados, arriba, en el techo, una pequeñísima puertita, por donde apenas pasaba un adulto, llame a mis compañeras, apilamos libros dentro de la biblioteca para poder entrar desde allí, y subí cuidadosamente arriba de los gruesos diccionarios y biografías que habíamos depositado dentro del placar, abrí la estrecha puertita empujando hacia arriba, y me cayo una nube de polvo y telarañas en los ojos, tosiendo y haciendo viento con las manos a ojos cerrados, pude calmar el ardor de mis ojos que se enrojecieron rápidamente y contemple el largo túnel que había descubierto, estaba oscuro, con muchísimas telarañas, las paredes sin pintar y caños a lo ancho del túnel, que formaban una escalera. Con las chicas decidimos subir, pero con mucho cuidado, ya que el túnel era largo, Catalina se quedo a vigilar, y además no quería subir porque se iba a llenar de telarañas y ella odia los insectos. A medio camino Roxana se resbalo porque tenia puestas unas zapatillas resbaladizas además que los caños estaban bien pulidos, Roxana quedo colgada por los dedos, intentaba apoyar los pies en un caño pero no llegaba, -¡no siento las piernas!- me grito asustada, mientras yo trataba de engancharla con los pies para ayudarla, Catalina subió lo mas rápido que pudo por la escalera y llego a ella en unos segundos, toda llena de telaraña, engancho su brazo para no caerse y agarrando a Roxana por los pies la apoyo en el caño (o escalón) mas cercano, para el resto del “viaje” hacia el fondo del túnel ayudamos a Roxana a subir, ya que ella se había torcido un tobillo y se negaba a volver abajo, es también demasiado curiosa. Cuando llegamos arriba nos encontramos con otra pequeñísima puertita, pero esta por suerte ya estaba abierta hacia arriba, así que con sigilo y cautela nos deslizamos hacia arriba y descubrimos una habitación, era como una oficina antigua o un salón de reuniones, no tenia puertas, ventanas o chimenea (haciendo imposible la entrada si no se es descubierto el pasadizo), en el escritorio, luego de buscar evidencia y sacarle unas fotos al cuarto, encontramos algunas boletas y los recibos de las cuotas del proyecto “Casa de veraneo”, según calculamos, la familia pagaba cada 13 de los meses pares, estábamos a 11 de octubre (mes par), así que pagarían dentro de dos días (el próximo jueves, habíamos comenzado con el caso el día lunes).
El día 13/10/01 (jueves), salimos de mi casa a las siete de la mañana hacia la mansión, y, luego de subir por el túnel, esperamos en el cuarto con la maquina de fotos lista para los espectros, mientras tanto buscábamos mas evidencia y pensábamos en un plan para no tener que esperar tantas horas, a Catalina se le ocurrió que podíamos buscar un horario especial para la familia, pero no se nos ocurría ninguno. A las nueve, Roxana, que estaba sentada en el sillón de la habitación, cansada, dió un salto, sobresaltada, –¡Tengo una idea!– exclamó divertida –¿A que hora murió la familia?- -según el informe- revisando los papeles –murieron a las ocho de la noche- -¡ahí esta! seria algo bastante lógico que pagaran cada 13 de los meses pares a las ocho (la hora en que fallecieron)- -cierto, intentemos con eso- aprobé con entusiasmo.
A las ocho menos cuarto, como lo habíamos planeado, estábamos nuevamente en el túnel, subiendo apuradas y ansiosas, Cata nos afirmó que se iba a quedar esperando detrás del sillón para sorprender a la familia, aunque también era porque tenia miedo y se quería esconder, de acuerdo a esa decisión nosotras dos nos escondimos: yo detrás de un tapiz que colgaba del techo, y Roxana bajo el escritorio, aunque no era muy buen escondite porque la puertita que daba al túnel estaba justo al lado de la silla del escritorio y debajo de una alfombra roja, para esconderlo, que estaba corrida para poder entrar y salir, y la puerta abierta, tal como mencione antes (los fantasmas habían dejado todo así). Cada una con su maquina de fotos y su arma, por si acaso, esperaba en su escondite, a que la familia apareciera.
A las ocho y dos minutos se corto la luz (aunque nosotras lográbamos distinguir los muebles), un viento frió recorrió la habitación y, a nosotras, que estábamos asustadas y sorprendidas, se nos puso la piel de gallina gracias a los escalofríos, segundos después, logramos ver a ocho siluetas, la familia de fantasmas, que subían flotando en el aire, por la puertita, se movían como en mi sueño, pensé al instante que su mascota, Yo-yo, no estaba porque no tenia ningún asunto pendiente, Catalina se desmayo al instante pero no produjo ningún ruido, yo me quede dura, observando como Roxana tomaba fotos con su maquina silenciosa, por precaución, le había quitado el flash, yo no podía reaccionar, pero pensé que las fotos que estaba sacando Roxana iban a salir todas oscuras, así que me obligué a sacarle unas fotos con mi maquina, que tenia el flash activado e iba a salir bien. Los espectros notaron la luz que produjo el flash de la maquina, pero no se molestaron y pensaban solo en pagar la ultima cuota, para poder ser libres de la condena de ser fantasmas y poder descansar en paz. Uno de esos espectros abrió un cajón del escritorio, en donde también se situaba su testamento, saco el dinero de la última cuota, lo puso en un sobre amarillo, escribió la dirección de la empresa, le pego una estampilla y ato el sobre al cuello de una paloma, que antes había sacado de su jaula, con una soga, muy floja para no lastimarla, y liberó la paloma, que salio volando por el túnel, hacia el primer buzón de correo. Minutos después desaparecieron, como lo habían hecho en las otras ocasiones. Nunca más nadie vio o sintió hablar de la familia en ese barrio.
A las tres de la madrugada sonó el teléfono en mi casa, yo estaba desvelada como en las noches anteriores, así que levante la corneta del teléfono, enfadada por el horario, y comprobé que era el empleado de la empresa constructora (E.C.H.V.), que luego de presentarse me contó las ultimas novedades: dijo que había llegado el dinero de la ultima cuota de los Caselli de Mondeau, y los obreros habían terminado la construcción de la casa de veraneo, ellos dijeron que cuando la estaban terminando de pintar para por lo menos dejarla lista, vieron una familia de espectros por la ventana, que estaba adentro, en el sillón y charlaban, aunque no se les escuchaba lo que decían.
Al día siguiente les conté a las chicas lo que había pasado esa noche, y a Roxana se le ocurrió que era el heredero de la familia, así que nos pusimos nuestros sobretodos beish y salimos hacia la mansión, cuando llegamos, subimos por el túnel y una vez en la habitación, tomamos el testamento de la familia, hecho en el año 1968 y luego de comprobar que heredaban todos sus bienes a sus amigos de confianza: Miguel Ruota, Luisa Montoni y Leire Suatre, partimos hacia el departamento de información.
Allí, investigamos sobre los herederos y nos enteramos que habían fallecido los tres en distintos accidentes de transito: Miguel Caselli y Luisa Caselli en un choque con un camión que ocurrió en el año 1993, y Leire de Mondeau en un desvío de la ruta y choque contra varios automóviles que estaban estacionados, en el año 1979.
El fallecimiento de la familia, había sido clasificado como: “inexplicable”, ya que murieron en un abrir y cerrar de ojos. Así que Catalina dio una explicación no muy lógica pero posible (ya que habíamos comprobado la existencia de espectros): Habían sido los fantasmas de los tres amigos a asesinar la familia, para heredar la casa y otros bienes, aunque ya estén muertos, los reciben los espíritus.
La mansión fue abandonada y les quedo a los fantasmas de los amigos de la familia, y la casa de veraneo, no la han podido vender ya que todavía corren voces que esta habitada por los fantasmas de la familia, así que prácticamente también fue abandonada. A nosotras tres se nos otorgaron las medallas por el caso más extraño y por trabajar en grupo, y nos entregaron una oficina más grande y mucho mejor que queda en el centro. El internado psiquiátrico afirmó que José, el mayordomo, esta sano y lo dejaron salir. Así que cada uno recibió su parte y esta feliz... por ahora.
Informe de Sofía Fernández, Detective del Edificio Nacional de Investigación (E.N.I.)